El acertijo del miedo
¿Qué saben sus ojos?
Todo y nada.
Si le atemorizan los anillos de la noche,
O las cortinas de la antesala.
Sólo sabe buscar la falda de la madre,
y cerrar los ojos.
En la lluvia anterior, una pirámide de arena
quedó plasmada en la pared del patio.
El niño la mira de reojo, pero no dice nada.
Aprendió a callar corazonadas
desde que abrió los ojos al mundo.
Solo cierra los puños cuando el duende
se cuela por el ático,
y llega a gritarle cosas feas.
Un chocolate le supo amargo, la otra noche.
Y llora. Ya no hay dulces
para esconder en los bolsillos.
O peor aún, ya no los quiere.
Se sabe que un niño no busca: Pide.
Pero el niño reconoce que hay
telarañas de odio debajo de la cama,
que las pesadillas no tienen memoria ni fin,
y los verdugos nunca fueron lampiños.
Ahora, sueña con ser grande.
Quiere encontrarle explicación
al acertijo del miedo.
El pobrecito no sabe que nadie,
absolutamente nadie, le dirá la respuesta.